Noticias desde España

El Escorial

                                                                    El Escorial

Finalmente, hacia el 25 de abril, doña Lucilia recibió la primera carta de su hijo con las tan ansiadas noticias e impresiones de viaje.
Estaba seguramente deseosa de saber cuál era la reacción del Dr. Plinio en las tierras del Cid Campeador. No obstante, siendo el pueblo español de psicología tan diferente de la del brasileño, preveía que su hijo podía sentir no pequeña extrañeza. Por eso le previene, en la carta anterior, para que no se dejase llevar por las primeras impresiones, las cuales “generalmente no son favorables” y que procurase ambientarse en seguida y, de ese modo, sacar todo el provecho del viaje.
Debido a la formación recibida de doña Lucilia, desde el principio el Dr. Plinio apreció, sobre todo, la catolicidad militante de ese heroico pueblo, que había emprendido, hacía poco tiempo, victoriosa lucha contra el comunismo. Era esa virtuosa combatividad la nota más sobresaliente en los hermosos monumentos que visitó en compañía de sus cultos y vivaces amigos españoles, empeñados en el simpático afán de hacerle conocer las principales maravillas del país.

Madrid, 18-IV-50
Mãezinha querida de mi corazón y querido Papá
Les escribo después de tres días de intensos viajes, o sea, 24 horas de avión, un día de visitas en Madrid y un día en El Escorial. Lo hago con enormes saudades. Es media noche, hora de una última conversación en el Fasano con mi gente del 6º piso y pocos minutos antes de mi conversación tête-à-tête (En francés, “cara a cara”) con Lú…. ¡Cómo me gustaría tenerlos a todos aquí junto a mí!
El viaje aéreo fue bueno. Espero que hayan recibido el telegrama que le mandé a Tía Zilí desde el propio aeropuerto, el día de mi llegada. Hacia las 24 hs. hicimos escala en Recife, aeropuerto bien arreglado pero con un calor tremendo. Se veía bien la ciudad con todos sus contornos, gracias a la iluminación. Es bastante grande. Dormimos pasablemente y, al día siguiente, volamos sobre el Sahara, que pudimos ver muy bien y por mucho tiempo. El día aún estaba claro cuando sobrevolamos Gibraltar, viendo bien el fuerte. Llegamos a Madrid entre las 21 y 22 horas. (…)
Nuestro hotel es razonable. Me encontré a la llegada al Cel. Barrera (hijo del Marqués de Valdegamas y Conde de Miraflores) (…) que llevaba dos días esperándome.
[Estaba] con su cuñado Olagüe (historiador prodigiosamente culto e inteligente y que parece muy influyente aquí) (…)
Visité el Prado con ellos (Olagüe es un perfecto conocedor del mismo). Los Murillos, Velázquez, Ticianos, Flamencos, Goyas, pululan por allí. La riqueza del Museo es indescriptible. Sobre la belleza de los cuadros es superfluo decir cualquier cosa. Después fuimos a la casa de Lope de Vega donde Olagüe nos presentó a la Embajadora (notable) de Francia, en cuya compañía la visitamos. Todos los intervalos fueron llenados por los dos Barrera.
Me acosté así más muerto que vivo.

Cama donde murió Felipe II

                   Cama donde murió Felipe II

Hoy por la mañana, ¡Barrera! Después, Olagüe para un paseo al Escorial. Éste, como las otras cosas que he visto aquí, no es descriptible con palabras. Recé ante el sepulcro de Felipe II y la cama en que expiró y la sepultura de Don Juan de Austria. Hay un enorme autógrafo de Santa Teresa y el tintero con que ella escribió. Fue un día entero, horriblemente cansador. Mañana, Toledo. ¡Otro gran, pero compensatorio cansancio, con los Barreras!
Hice ayer una visita al P. Llundain. (…) Mañana, si Dios quiere, continuarán las visitas.
¿Y Lú? ¿Ha dormido bien? ¿Se ha ido a dormir temprano? ¿Ha tenido energía en materia de saudades? (…) ¿Ha bebido mucha agua Prata? ¿Ha tomado muchos taxis? ¿Y Papá? ¿ha tenido mucho trabajo con el despacho? ¿Ha comido mucho coco? (…)
Espero que Tía Yayá esté mejor. Muchos abrazos para ella, Dora y Telémaco.
Muchos besos para Tía Zilí. Ya he probado su excelente estuche. (…) Para los del 6º piso, todos los abrazos posibles.

Sepultura de Don Juan de Austria

                                         Sepultura de Don Juan de Austria

Para Papá, con abrazos muy afectuosos, innumerables saudades.
Y para usted, mi Mãezinha, ¿qué? Todo cuanto puede haber en este
mundo en materia de abrazos, besos, cariños, respeto, saudades, afecto;
y que bendiga a su filhão.
Plinio

En una carta escrita por el Dr. Plinio el día 21, desde Barcelona (Continuación de una de las cartas anteriores), daba noticias del itinerario que seguiría hasta París:

He llegado hoy temprano a Barcelona, donde espero quedarme hasta el lunes. En seguida iré a pasar dos días en Sevilla. Si puedo, iré a Granada, de allí a Lisboa y a Fátima. (…)
Aquí es imposible saber con antelación a qué hoteles uno va a ir en cada ciudad. Así, le pido que me mande noticias a Madrid, a casa de un señor cuya dirección va abajo. Ponga la carta que usted escriba dentro de un sobre dirigido a mí. Ponga este sobre, con una tarjeta suya de saludo, en otro sobre más grande con la dirección que le indico y las cartas me llegarán. Lo mismo puede hacer Tía Yayá. (…) Estoy muy deseoso de noticias suyas y de Papá. Quería tener también noticias sobre Rosée y sus asuntos. (…) Bien, mi amor, mil abrazos, mil besos, mil saudades, todo en fin. Pide su bendición el hijo que la respeta y quiere hasta el máximo.
Plinio

 

El último disfraz

plinio y rosee de españolesLa infancia va abandonando a Roseé y a Plinio, pero no disminuye el maternal desvelo de doña Lucilia. Apenas muda de tonus, y en algunos aspectos todavía se intensifica más.
Las tragedias y desilusiones de la vida se hacían cada vez más patentes a los ojos de los jovencitos, no cabiéndoles más algo que no correspondiese a la realidad, como eran los disfraces.
Estando la familia en Águas da Prata en época de carnaval, hubo una fiesta en el hotel en que se hospedaban, y quedaba un poco pesado y falto de gracia, ante parientes y conocidos, el no participar de la alegría general. Doña Lucilia, habilidosamente, improvisó para sus hijos unos trajes típicos españoles; sería la última vez que Plinio vestiría un disfraz. Como en anteriores ocasiones, ella supo darles un carácter mucho más real que ilusorio.
En consonancia con aquella formación que les proporcionaba, dirigida a admirar la tradición, ella procuraba siempre, en esas circunstancias, expresar mediante trajes los valores de una nación o de un tipo humano determinado. En este caso concreto, ella intentaba inculcar en sus hijos de forma totalmente auténtica la España del sí y del no, de los toros, de los grandes santuarios y de los guerreros.

“Me parece oírte y verte el día entero”

Doña Zilí, hermana de Doña Lucilia

Doña Zilí, hermana de Doña Lucilia

En la mirada de la insigne dama que vivifica estas páginas reluce aquella suavidad toda luciliana, de la cual la siguiente carta es una expresión escrita.
Fue enviada a su querido hijo que, con Roseé, pasaba unos días en Santos, en casa de la hermana de doña Lucilia, doña Zilí, a mediados de 1921.

¡Hijo querido!
Te escribo deprisa por encontrarme mal y muy cansada por las muchas visitas que hemos recibido ayer y hoy.
¡He tenido tantas, tantas saudades de ti, hijo mío, que no sabría decírtelo aunque quisiera!… Me parece oírte y verte el día entero… Haré todo lo posible para ir a verte a ti y a mi filhona (Así como doña Lucilia llamaba frecuentemente a Plinio filhão, así también llamaba a veces filhona a Rosée) el lunes, si Dios quiere.
Me dices que la casa de tía Zilí está muy bonita, lo cual es natural con su buen gusto, y deseo mucho verla. Recibí ayer y hoy por la tarde tus cartitas que tanto me alegran… Tu abuela también se queda tan contenta, hijo mío, que te pido le escribas siempre; ¿está bien? Sé siempre bueno, obediente y delicado con tus buenos tíos, y con la fräulein Dettmer (Institutriz de Ilka.), y cariñoso con Ilka.
Di a tío Augusto, que le envío un abrazo y que me alegra que continúe mejorando de su gripe.
Un fuerte abrazo a tío Néstor, muchos besos para tía Zilí e Ilka, y para ti… muchas bendiciones y el corazón saudoso de tu mamá,
Lucilia
No dejes de tomar la medicina de Murtinho Recuerdos para la fräulein Dettmer.