Una tempestad se anuncia en el horizonte

cap10_004Esta situación del mundo y de la Iglesia, discernida con incomparable lucidez por el Dr. Plinio, le llevará a adoptar una resolución llena de trágicas consecuencias para sí y para su querida madre: el lanzamiento del libro-bomba En Defensa de la Acción Católica, que desempeñaría un papel decisivo en el futuro de la Iglesia en Brasil. Doña Lucilia seguía, a través del Legionário, las pugnas trabadas por su hijo, y ciertamente notaba nubes muy cargadas que se iban acumulando en el horizonte. De hecho, una descomunal tempestad se abatiría en breve sobre el Dr. Plinio.
En Febrero de 1943, doña Lucilia había bajado a Guarujá con doña Rosée y su familia. Como ya iban bastante adelantados los trámites con la Nunciatura para la publicación de aquella obra, el Dr. Plinio estuvo con su madre apenas de paso, viéndose obligado a retornar en seguida a São Paulo, para dar un mayor impulso a los asuntos del libro. Desde el litoral, doña Lucilia le escribió lamentando su ausencia. Al final de la carta, doña Rosée agregó algunas palabras, reforzando los irresistibles apelos de su madre para que volviera a reunirse con ellas:

Guarujá, 24-2-943
¡Hijo querido!
Aún no recibí las noticias de tía Cotinha que me habías prometido, pero imagino que, al entrar en la maraña de tus ocupaciones, te olvidaste de todo, hasta de…
¡oh, no! de mí, ni “por hipótesis”, ¿estás consciente de eso? Sentí mucho verte partir, pero espero en Dios que puedas volver el próximo sábado. La estadía aquí está realmente muy agradable. Rosée me ha colmado de agrados y cuidados, y Antonio es siempre muy amable, y ambos se muestran deseosos de que vuelvas, y yo… ¡no pienso en otra cosa! Esa conferencia en Campinas, ¿no puede ser anticipada o postergada?
Yelita y su hijito llegaron hace dos días, y el niño está tan contento que le dijo ayer a su madre que le parece estar en un sueño tan bueno, que ¡hasta tiene miedo de despertar!
Feliz tiempo, ¿verdad? Nelia debe venir al hotel el próximo sábado y Nelita [vendrá también] para acá, lo que será muy bueno para Maria Alice, que, como viste, habla poco. Lee todo el tiempo que está en casa y está siempre callada. Necesita compañías de su edad.
¿En qué quedó la compra de nuestra casa? ¿Han aparecido otros pretendientes?
¿Cómo te han tratado Olga y Sebastiana? ¡Les recomendé tanto que lo hicieran con todo esmero!
Ya hice dos baños de pie con agua de mar, y tengo mucha fe en su buen resultado. Ayer y hoy fui a la playa y es una pena que la lluvia nos impida salir ahora por la tarde.
¿No han venido cartas de tu padre? Manda a Olga que las lleve al correo con la dirección de aquí. Saludos a José Gustavo.
Con mis bendiciones, te envío muchas saudades, besos y abrazos. De tu mamá muy extremosa y amiga,
Lucilia

Mi Pinimino (Apodo del tiempo de niño),
¿Cuándo vienes? Estamos ansiosos de tu vuelta. Dile al sacerdote de Campinas que tienes que visitar a Mamá. Gracias a Dios se ha estado sintiendo óptimamente, come muy bien, duerme bien, pasea y toma los soñados baños de pie. Vuelve pronto, mi bien. Besos
de Rosée.

El Sagrado Corazón de Jesús “será tu salvaguardia y protector”

Pocos días después, aún desde Cambará, doña Lucilia escribe otra misiva a su hijo, tras una fuerte crisis del hígado durante la cual doña Rosée la trató con desvelo. Plinio, además de estar estudiando en la Facultad de Derecho, había comenzado a hacer la “línea de tiro”, el servicio militar. Doña Lucilia manifiesta con afecto el deseo de verlo de uniforme, le pregunta por sus estudios y su salud, pero no toca el asunto que tanto le preocupaba en la carta anterior. Había colocado sus aflicciones a los pies del Sagrado Corazón de Jesús, confiando en que Él no dejaría de proteger al “hijo querido de su corazón”.

Cambará, 23-5-929

“Rosée y tú fuisteis confiados a Dios antes de nacer” Imagen del Sagrado Corazón perteneciente a Doña Lucilia

Imagen del Sagrado Corazón perteneciente a Doña Lucilia

¡Hijo querido!
Con tantas saudades de ti, tan deseosa de una conversación contigo, y sin embargo hace días que no te escribo, porque tuve una recaída fuerte de hígado que me retuvo algunos días en la cama, donde fui tratada por tu hermanita ¡con un cariño y dedicación que me hicieron bien al corazón! Estoy aún con el hígado muy inflamado y me siento abatida, incluso a consecuencia de la larga y fuerte dieta que tengo.

24-5-929
Interrumpí ayer ésta, porque Rosée tuvo tres visitas hasta la noche, y, una cosa extraordinaria que tengo que contarte, fui ayer al circo que está cerca de casa, en donde
asistí a medio espectáculo, y fui y volví en automóvil muy despacio, y allá di unas buenas carcajadas. Hoy estoy mucho mejor, pero ¡aún con miedo del regreso!
¡La Sorocabana (La compañía de trenes) salta y corcovea tanto que da la impresión de que “sin querer”, se está domando un caballo bravo!
Te envié una larga carta certificada, en respuesta a aquella en la que me hablabas de la cena en el Club Comercial y, por lo que veo, no la recibiste, lo cual me disgustó mucho. ¿En qué quedó esta última propuesta de venta del empleo? Estoy ansiosa por verte uniformado… y “entusiasmado” por las marchas y contramarchas.
¿Has estudiado mucho? Hace cuatro días que no recibo cartas de ahí, ¿será posible que estés de nuevo con alguna gripe en la garganta? ¡Dios no lo permita! Quiero encontrarte muy fuerte, y guapetón. ¡Me agradó mucho, inmensamente, saber que, cuando tienes saudades de mí, rezas delante de mi oratorio! ¡Yo también rezo tanto por ti, y el Sagrado Corazón de Jesús, nuestro amor, será tu salvaguarda y protector!,
hijo querido de mi corazón. Espero ir con Toni el lunes, pero preferiría que él quisiese ir el miércoles, para que mi hígado se acomode un poco más antes de embarcar de nuevo. Mándanos con urgencia noticias de Gabriel. (…) ¿Cómo está tu abuela?
Le escribí hace tres días a ella y a Zilí, que me respondió.
Dale de mi parte un buen abrazo a nuestra Frau, y dile que vuelvo con Popadinchen.
Un abrazo a tu abuela.
Recibe con mi bendición, muchos y muchos besos de tu mamá muy “saudosa” y extremosa,
Lucilia