No desampara a ninguno de sus hijos

Elizabete Fátima Talarico Astorino

Dificultades en las relaciones con un amigo, enfermedades repentinas, problemas con el alquiler… Variados son los favores obtenidos por la intercesión de Dña. Lucilia, bondadosísima madre que no desampara a quien a ella recurre en su día a día.

«Tres meses pagando únicamente los gastos comunitarios»

Nos escribe Dayane dos Santos Pinhal. Estaba pasando por dificultades económicas y buscó auxilio en Dña. Lucilia. Al haber sido escuchada ha querido dar a conocer, con mucha alegría, cómo se benefició de su generosa protección.

Su familia dependía del alquiler de un inmueble que posee en el municipio de Mauá para pagar el piso en el que reside en el barrio Pedra Branca, en la zona norte de São Paulo. Pero se encontraba en una difícil situación, porque el inquilino de su vivienda le acababa de informar de que se mudaría a otra casa.

Al no tener otra fuente de ingresos, se vería obligada a volver a Mauá, lo que entorpecería los estudios de su hija y otros compromisos. Por eso Dayane no lo dudó:

«Rezamos mucho a Dña. Lucilia porque no queríamos regresar a Mauá de ninguna manera. Conversé con el dueño del piso y le expliqué la situación. La primera gracia, entonces, fue que dejó que me quedara durante tres meses pagándole únicamente los gastos comunitarios».

«No desampara a ninguno de sus hijos»

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Dayane, con toda su familia, sujetando un cuadro de Dña. Lucilia

La situación, sin embargo, no se había resuelto. Era necesario que consiguiera enseguida un inquilino para su inmueble.

«Pasados los tres meses, continuó la prueba, porque no había conseguido alquilar de ninguna forma la vivienda de Mauá. En agosto, pues, ya decididos a volver allí, empezamos a tomar providencias. Pero yo no me conformaba. Y decía: “No, Dña. Lucilia no va a dejar que eso ocurra, no es posible. ¿Cómo me ha traído hasta aquí y ahora voy a tener que volver?”».

A esa altura, una circunstancia inesperada alteró los planes de Dayane: «Un día me mostraron una casa que era más barata que el piso en el que estaba viviendo. Entonces cerramos el contrato de la casa de “ojos vendados”, en la confianza de que Dña. Lucilia no iría a abandonarnos».

Tras ese osado acto de confianza en su celestial intercesora, Dayane hizo esta súplica: «Me arrodillé delante de un cuadrito suyo, encendí una vela y le dije: “Dña. Lucilia, usted resuelve el caso de todo el mundo, ¡usted no va a desamparar a una hija suya! Por favor, le pido que le ruegue al Sagrado Corazón de Jesús para que yo consiga alquilar la vivienda de Mauá, porque estoy mudándome a una casa más barata con la certeza de que usted no me va a desamparar. ¡Lo que estoy haciendo es una locura más grande! Estoy asumiendo una deuda sin alquilar la vivienda y sin saber si voy a poder alquilarla. ¡Ayúdeme entonces!».

«Eso fue a las ocho de la mañana. Recé el Rosario llorando, pidiéndole esa gracia, con la certeza de que no iba a abandonarme, porque ya había cerrado el contrato de la casa y no tenía ingresos para pagar esa cantidad».

Sus oraciones no tardaron en ser escuchadas y a las ocho y veinte de la mañana recibió una llamada de la inmobiliaria con la siguiente noticia:

«A una persona le había gustado mucho mi vivienda a pesar de que no la había visitado, sólo la vio en fotos, y probablemente cerraría el contrato. Ese fue el milagro: ese mismo día esa persona entró en contacto diciendo que se quedaría con el piso. En la época en que yo estaba arreglando la casa, la llené de fotos suyas, pidiendo su ayuda para que apareciera un inquilino. Por lo tanto, tengo la certeza de que fue Dña. Lucilia la que obtuvo esa gracia. No desampara a ninguno de sus hijos».

(Extraído  de Revista Heraldos del Evangelio, noviembre 2020)

1 comentario en “No desampara a ninguno de sus hijos

  1. Hermoso, es asi Sra Doña Lucilia no desampara a ninguno, todo aquel se suplica a ella es atendido y recibe su intercesión ante el Sagrado Corazon de Jesus.

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