Con verdadera aprensión, vio pasar tres meses sin recibir noticias sobre la fecha de entrega del vehículo.
Elizabete Fátima Talarico Astorino
También nos llegan relatos de tierras portuguesas. Isabel de Jesús Fonseca Carriço, de Alhos Vedros, nos cuenta una gracia obtenida por la intercesión de esta bondadosa madre.

En agosto de 2022, Isabel tuvo un leve accidente con su automóvil y para repararlo, eligió un taller acreditado, puesto que ofrece más garantías de calidad en el servicio. No obstante, debido a los enfrentamientos en Ucrania, el material para el arreglo escaseaba en el país.
Con verdadera aprensión, vio pasar tres meses sin recibir noticias sobre la fecha de entrega del vehículo. Como lo necesitaba, llamó al concesionario y le dijeron que le faltaba un faro. ¡Sólo un faro! Resignada, Isabel dejó pasar un poco más de tiempo. Al cumplirse cuatro meses, volvió a preguntar y todo estaba en el mismo punto, sin previsión de finalización del trabajo.
Narra ella: «Decidí recurrir a la intercesión de Dña. Lucilia y empecé a rezar pidiéndole que me devolvieran el coche lo antes posible. Resolví aparecer en el taller personalmente, pero no obtuve nada más de lo que ya sabía; así que comencé a buscar un faro en varios sitios web. Lo tenía complicado. ¡Todo agotado! Continué rezándole, y le prometí entonces que publicaría esta gracia tan pronto como me entregaran el coche».
Y no tuvo que esperar mucho: le dieron prioridad sobre otros clientes de manera inusual y en quince días el concesionario le entregó el vehículo arreglado, a pesar de que las piezas llegaban de la fábrica a cuentagotas. Dña. Lucilia acortó de un modo maternal aquella demora. «Considero esto un gran favor suyo, un cariño particular para conmigo», escribe Isabel, agradecida.
(Extraído de Revista Heraldos del Evangelio, junio 2023)